martes, 19 de mayo de 2009

Carta al Diario de Sevilla sobre Álvaro Arroba

Estimados cineastas,
Nosotros en Estados Unidos hemos tenido la idea de redactar una carta indignada al Diario de Sevilla porque es imposible que alguien de esta incultura vaya a festivales y diga lo que diga sobre Cosas que son No-Cosas. Sean Suwa, Warhol o Costa, y suponiendo que estas tres No-Cosas son parcialmente No-No-Cosas, no podemos permitir que las Cosas del Cine se conviertan en No-Cosas de lo que es No-Cosa, y en rojo lo que es aún más No-Cosa. Destacamos en negrita las partes que consisten en la No-Cosa. Lo Proustiano, lo surrealista, lo de los Pasos Perdidos y tal, está muy démodé. Protestamos ante la dirección del periódico porque no se puede escribir así y porque va en contra de la línea editorial del Diario. Invitamos a la sociedad española a unirse a nosotros.

''Nobuhiro Suwa es el más importante cineasta japonés que rueda hoy, y sus películas las que mejor hablan del núcleo familiar y de la intimidad en todas sus variantes, su delicadeza es extrema, su intervencionismo mínimo. Yuki et Nina es la obra de un maestro consumado. Trata de niños cuyos padres se separan, de una infancia súbitamente trasplantada de Francia a Japón; pero son los niños quienes espían a sus padres, quienes se escapan de casa, quienes viajan de un continente a otro con sólo torcer el árbol de un bosque (la elipsis interdimensional más prodigiosa vista desde Kiarostami).

Pedro Costa escruta las partes más blancas del rostro de la actriz y cantante Jeanne Balibar en una obra total, su musical, uno de las más importantes de la historia. El primero que da miedo. Ne change rien es también lo nunca visto, de hecho lo apenas atisbado por falta de luz (un compendio de claroscuros de belleza insultante). Consumido provisionalmente el universo de Fontainhas con Juventude en marcha, Costa pasa a contarnos en Ne change rienuna pequeña historia de sometimientos; los que infringe Jeanne B. a su guitarrista, y las torturas de su profesora de canto corrigiéndola un aria de Offenbach. Pero esto es sólo el principio del film con los fotones lumínicos más preciosamente seleccionados (Nobuhiro Suwa colaboró en la fotografía brevemente).

Warhol...

La No-Cosa

2 comentarios:

  1. Pazatero Zepridente wrote: Álvaro Arroba es un calvo cultureta hijo de puta que, como todo el mundo sabe, no tiene ni zorra de cine.

    Puedo afirmar, sin temor alguno a equivocarme, que cuando este señor -físicamente poco agraciado, bien es verdad- descubrió para España, allá por el verano de 2004 (Letras de Cine nº 8), a un japo apellidado Suwa, hasta entonces sólo conocido por algún crítico argentino despistado, por la gentuza esa de los cuadernos amarillos y, sobre todo, en su casa a la hora de comer, lo hizo de puta chorra, oyes. Como el burro aquél que sopló la flauta. Vamos, que andaba zapeando en el plus a la caza de la porno de los viernes y se topó de puñetera casualidad con M/Other en el canal Arte.

    Me se ha caído el mito. Lapidemos al @ por estafador y vendedor de humo! Menos mal que nos queda el Pollino, el de los inodoros del Doré y algún que otro hooligan de la nueva cinefilia! Qué sería de este inhóspito mundo sin ellos!


    La respuesta de Kathy:

    Vuelvo, por una vez, para intervenir, por una vez, en este foro, por una vez más. Y no estoy diciendo que vuelvo tres veces.

    Pazatero, antes que nada, ¿que es eso del "Suwa"?

    Después, lee entre líneas, o sólo un poco más allá de ellas. Te releo el texto. Te adelanto que se trata de un encadenado orgánico e indivisible que se va desgranando hasta llegar al párrafo final arborescente que reverdece con su revelación hasta la primera palabra del primer párrafo una vez asumido: una denuncia a un grupo empresarial con intereses en cine tonto siempre seleccionado en Venecia y en Cannes. De ahí, mueran Los César.

    Si te das cuenta en el título se menciona al "crítico de turno". En esta ocasión le ha tocado la china a Arroba como recambio de Gonzalo de Pedro porque en El Diario de Sevilla lo que les falta es simple y llanamente cultura y lecturas de cine a todos sus críticos excepto a Carlos Izquierdo y Juan-Luis Pavón.
    Siguiendo con el encadenado de razonamientos el texto hace una parada y fonda en el segundo párrafo para explicar el gravísimo Rubicón que cruzó Arroba. Es decir, sí, todos nos reímos mucho con él con ese casticismo anti intelectual (propio de numantinos que diría Halldor Laxness, como si hubiéramos estado sobrados de ellos en algun momento de los últimos 200 años), pero su consejo explícito a las distribuidoras es de record mundial. De un descaro inaudito. En realidad no le hace falta explicitar tanto la advocación a esas empresas porque ya desde hace muchos años siguen el dictado de los críticos de los diarios durante los grandes festivales, les organizan pases exclusivos y les piden consejos sobre qué y qué no estrenar (esto es vox populi, y para qué criticar a los distribuidores, hay que atacar a la raíz, los críticos).

    Finalmente, salvado el segundo párrafo, paréntesis necesario, la revelación. El texto no trata ni de Arroba, ni de Gonzalo De Pedro, ni de Alberto Elena ni del becario de turno que les imita. Se trata - repito- de una denuncia a un imperio empresarial que, siguiendo a Godard opone "cultura" al "arte", desinformando y manipulando con una base rica en intereses económicos. La nueva censura, la económica.

    Así que dejemos de hablar de Álvaro Arroba señores, estamos refiriéndonos todos a otra cosa, él sólo es el vocero de turno y no tiene ninguna importancia.

    Lo de llamar inodoros a los frecuentadores del Doré, una masa social de más de cien personas con nombres y apellidos que suscriben un discurso organizado, nada, que te deja en evidencia.

    Besos,
    Katherine Hepburn.

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  2. Primer comentario suprimido:

    Estimados caballeros,

    Tras el cierre al debate iniciado, el baneo de mi amigo Roger Ebert, la cobertura de Cannes de Nobuhiro Suwa borrada, esta es nuestra gran esperanza.
    Nos queda comunicar nuestro mensaje por los foros de internet, al mismo tiempo que congratulamos al Diario de Sevilla por las décadas de ''censura económica''- parafraseando las palabras del columnista de su Diario- que se asegura en Cinexilio.

    También temíamos que después de los aplausos que recibieron Ebert, Rosenbaum y compañía, la aplaudida burla de planells o el hijo bastardo, las fotos obscenas 'no entendidas', no sería la cantidad de mensajes, sino que dicho Diario sintiese su cúpula amenazada.

    Cómo en la época en la que Cinexilio lo frecuentaban autores de El País o Saco, o cómo el Imperio Romano, suponemos que tendrá su fin.

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